Las nuevas provisiones elevarán el coste del crédito y reducirán beneficios bancarios.
En un nuevo esfuerzo por calmar a la opinión pública internacional y a los dirigentes de la Unión Europea el gobierno ha anunciado una serie de medidas de saneamiento y valoración del sistema financiero español.
El primer impacto en mercado ha sido negativo más por la falta de detalles en alguna de las medidas que por las medidas en sí, que han sido filtradas a la prensa a lo largo de la semana.
Seguramente seguirá habiendo un gran número de analistas y periodistas que piensen que con todo lo aprobado aún no es suficiente para restablecer la confianza en el sector. Provisionar un 30% de los activos inmobiliarios no problemáticos es una medida dura y hasta cierto punto injusta. La banca se verá obligada a aumentar provisiones incluso por lo créditos sanos lo cual implica que cualquier nuevo crédito que se conceda a partir de ahora también tendrá que ser provisionado al 30%.
Esto no solo desincentiva la concesión de nuevo crédito, si no que en el caso de concederse supondrá un importante aumento de los tipos de interés a pagar por los clientes puesto que el coste para la banca de ese crédito ha aumentado considerablemente.
El impacto en resultados para la banca será muy alto, no sólo disminuye la capacidad de generar beneficios por el aumento de provisiones, también aumentan las necesidades de capital que no podrán ser cubiertas por la generación de beneficios. Así pues, aunque con un balance más saneado, los accionistas de los bancos verán muy mermadas sus expectativas de dividendos y crecimiento de la acción.
En el caso de necesitar ayudas públicas por no poder cumplir los requisitos de provisionamiento y capital, el instrumento ofrecido “CoCo” (bonos convertibles contingentes) tendría un coste del 10% y un vencimiento de cinco años. Nuevamente, los bancos que necesiten ayuda pública tendrán un fuerte impacto en sus resultados ya que el 10% de tipo de interés en estos “Cocos” es muy superior al coste de financiación en mercado, ya alto de por sí.
Por tanto, la capacidad de competir con otros bancos europeos se verá mermada de forma radical ya que los recursos disponibles para generar nuevo negocio serán mucho menores. Más aun, el aumento de los costes generados por la nueva regulación hará que entidades foráneas puedan ofrecer precios mucho más competitivos por los productos y servicios que ofrecen.
En el lado positivo de las medidas el mayor impacto a corto plazo sería la de reducir de algún modo la prima de riesgo del país. A costa del sector financiero y sus accionistas, el riesgo sistémico de España debería descender.
Más a medio plazo, y una vez aplicadas las medidas, la percepción de riesgo sobre la industria bancaria debería mejorar lo cual a su vez conllevaría un descenso del coste de financiación. Las agencias de rating ‘deberían’ tener en cuenta la mayor solidez de los balances a la hora de evaluar los ratings de la deuda bancaria.
Javier Montoya es analista de Alpha Plus S.G.I.I.C.
Fuente: www.Expansion.com